Fuckin’ Spaniards». Este exabrupto, que en una aproximación refinada vendría a significar ‘malditos españoles’, brotó a buen seguro de la boca de más de un gerifalte financiero durante el tiempo en el que la solvencia española estaba en entredicho durante las 24 horas de los siete días de la semana. Sin embargo estos días es la frase que repiten los directivos que protagonizan el primer anuncio de televisión de BQ, una pieza firmada por el cineasta bilbaíno Álex de la Iglesia, al recibir en sus manos el dossier con la información del Aquaris E5 4G, el último teléfono de la marca.
Esta gran campaña de comunicación es la última etapa que ha quemado esta empresa que ya afronta, con casi mil empleados en su plantilla, su salto al mercado internacional en un gremio tan competitivo como el de la telefonía móvil tras superar el examen del mercado doméstico. «Europa es nuestro espacio de crecimiento natural», comenta Rodrigo del Prado, cofundador y director general adjunto de la compañía al preguntarle por las oficinas abiertas en Alemania y Francia.
Todo comenzó en 2005 cuando este joven ingeniero se unió a otros cinco compañeros de la Universidad Politécnica de Madrid para fundar una empresa dedicada la fabricación de memorias USB. Un proyecto que les llevó incluso a adquirir una planta de producción en China y que ahora traerán a la localidad madrileña de Rivas-Vaciamadrid.
Productos equilibrados
El salto mortal para estos emprendedores llegó cuatro años después, cuando se unieron a Antonio Quirós, presidente de una editorial digital, para fabricar un lector de libros electrónicos. De ahí nace Mundo Reader, que a la postre sería el germen de BQ, una compañía que ha ido evolucionando hacia un ecléctico catálogo que incluye desde tabletas hasta móviles, pasando por robótica o impresión 3D. Esta última es una actividad para la que cuentan con una fábrica en Navarra y que les ha generado múltiples elogios en los mentideros especializados. «Al final son productos que comparten cierto ADN, como toda la electrónica de consumo», sentencia. Los dispositivos móviles que comercializan, tanto bajo la marca BQ como para otras empresas, han cosechado casi el 20% de la cuota de mercado de teléfonos libres gracias en parte a su política de precios asequibles. A falta de que concluya la campaña navideña, este año pretenden doblar sus ventas y situarse alrededor del millón de terminales vendidos. En 2013 ya consiguieron triplicar los resultados del curso precedente y saltar de una facturación de 37,2 millones de euros a 115 millones.
«Tratamos de hacer productos equilibrados. Y un producto equilibrado no requiere incorporar la última resolución de pantalla o el procesador con más operaciones por segundo, porque son cosas que el usuario muchas veces no percibe», defiende el directivo, señalando «autonomía, pantalla y cámara» como los tres pilares en los que sus clientes «le piden echar el resto».
«No se trata de productos hechos en China a los que le ponemos nuestra etiqueta», defiende recordando que el diseño del hardware, el trabajo del software y otros aspectos fundamentales se realizan en España para, posteriormente, realizar el ensamblado en Asia. Ese mantra de «dar al usuario lo que necesita» les ha colocado en disposición de pelear sin complejos con multinacionales del tamaño como Samsung, Sony o LG.
«Se trata de competir, por así decirlo, un cocinero contra otro. Si tú tienes los ingredientes prepararás el plato como tú creas, ambientarás el restaurante de manera diferente y la gente decidirá libremente si entra porque les gusta», analiza. «A la hora de crear un nuevo terminal, el principal reto para mí es cumplir los plazos que el mercado demanda», comenta Adán Muñoz, otro de los cofundadores y director de producto. «Hay que coordinar muchísimos equipos distintos y que cada uno cumpla con su tiempo y la calidad requerida», remacha.
Muñoz hace hincapié en que en el sector los tiempos que se manejan a la hora de dar forma a los nuevos productos «son muy reducidos». «Estamos hablando de unos cinco meses a la hora de un ‘smartphone’», aclara. «Es muy importante llegar en el momento en el quieres colocar el producto».